26 abr 2011

La Espera

1945. Ella mira su reloj. Sólo faltan 5 minutos para la hora acordada. Estaba ansiosa y algo apenada, pues no lo volvería a ver quizás hasta cuando. Era su última oportunidad y todo debía salir perfecto. Su mejor perfume, su mejor labial, las pestañas perfectas, aquel vestido que nunca usó esperando una oportunidad como ésta. Todo estaba en su lugar. El plan marchaba a la perfección. Hoy sería suya. Un romance real y eterno. Dos minutos. Su cuerpo temblaba, sus manos sudaban. Era agosto, los duraznos en flor flotaban en el cielo y la muchedumbre caminaba apresurada, como cualquier día laboral. Un minuto. ¡Mitzuko! Escuchó a lo lejos. Se volteó y sólo vio un resplandor.

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